El origen de la ilustración se remonta a este verano, concretamente a los días en los que estaba con mis compañeros de Miñoco en el mercado del Soho. Recuerdo que estábamos hablando sobre las mujeres que pasaban por allí y se me ocurrió retratar esa exacerbada devoción de los hombres por el género femenino y la falta de pudor que a veces tienen al manifestarlo.
En un principio pensaba que había plasmado perfectamente la escena, pero luego cuando la gente no entendía muy bien que estaba haciendo el tercer chico y me preguntaba si le estaba tocando el culo, me di cuenta de que no funcionaba del todo bien. El individuo en cuestión está rogándole para que se quede y les haga un poco de caso, de hecho está llorando. Mentes sucias... xD
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